Fue una fiesta. No por la mesa, ni los platos, ni la bebida, ni la música, ni las luces o los papelitos. No. No había plata para nada de eso. La fiesta estaba en los corazones de todos los integrantes del grupo. En el sentimiento de ver que por primera vez festejamos el cumpleaños de cope habitándola. En la certeza que algo importante cambió. De que "ya está", estamos acá, nos mudamos. Sabemos que quedan muchas cosas por hacer y que hay actividades que no van a terminar nunca porque hacen a la vida en cooperativa, pero hay un cambio cualitativo en la calidad de vida que no tiene que ver con las obvias cuestiones materiales, sino con la tranquilidad de estar en "nuestras casas", de no pensar más en alquileres, vencimientos de contratos, etc.; y que se logró, además, con mucho esfuerzo, pasando momentos realmente jodidos, a veces en lo colectivo y a veces en lo individual. Por eso creo que ahora vemos todo con "otra cabeza".
El año pasado, el día en que la cope cumplía diez años de fundada, cobrábamos el préstamo complementario para terminar la obra, este año, en la misma fecha pagábamos la primer cuota de la devolución, raras coincidencias de nuestra pequeña historia.
Lo cierto es que a pesar de la austeridad, la fiesta de este año fue un abrazo colectivo.
Estábamos felices.
No hay comentarios:
Publicar un comentario